¿La tiene, la perdió o la está recuperando?

Hay canciones que nos transportan a momentos especiales de nuestra vida. La canción de Juan Carlos Alvarado (Cristo no está muerto), popularmente conocida como “La tengo”, evoca recuerdos de tiempos de avivamiento, servicios multitudinarios y conversiones masivas. Esta canción habla de “algo” intangible pero innegable, algo difícil de describir, pero imposible de ignorar. Algo que, cuando una persona, líder o iglesia “la tiene", todos lo notan... y cuando "no la tienen", todos se dan cuenta.

By Walter Angelica

8/13/20253 min leer

yellow red and blue abstract painting
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¿Alguna vez se ha preguntado qué hace que un ministerio o iglesia sea vibrante, mientras otra languidece? Ciertamente, no es el equipo de sonido más costoso, ni las estrategias de redes sociales, ni siquiera el edificio más impresionante. Es algo más profundo, más significativo y determinante. Es "eso" que algunas personas y ministerios poseen, es algo difícil de explicar, pero imposible de negar.

El ciclo espiritual: tenerla, perderla y recuperarla

Las escrituras nos muestran un patrón revelador: tanto las iglesias como los líderes pueden “tenerla", “perderla” y, por la gracia y misericordia de Dios, “recuperarla”. Este ciclo no es nuevo - está claramente documentado en las Escrituras.

La iglesia de Jerusalén: "la tuvo" y la perdió

La iglesia primitiva en Jerusalén claramente "la tenía". EL libro de Hechos describe cómo todos estaban "atónitos y maravillados" (Hechos 2:7) ante lo que presenciaban en Jerusalén. El Espíritu Santo se manifestaba poderosamente, miles se convertían, y la comunidad florecía en unidad y propósito. Sin embargo, esta misma iglesia eventualmente se desenfocó, más preocupada por mantener sus tradiciones y estructuras que por avanzar la misión de Jesús. Como señala John Stott en su comentario sobre Hechos: "La iglesia de Jerusalén corría el peligro de convertirse en un gueto judío-cristiano, si no hubiera sido por la intervención divina y de la persecución".

La iglesia de Antioquía:la tuvo" y la mantuvo

Mientras Jerusalén perdía su fuego inicial, Dios encendía una nueva llama en Antioquía. "Y con la ayuda del Señor un gran número de personas creyó y se convirtió al Señor" (Hechos 11:21). Esta comunidad diversa, abierta tanto a judíos como a gentiles, se convirtió en el epicentro de la misión cristiana global. Fue allí donde "a los discípulos de Jesús se les llamó cristianos por primera vez" (Hechos 11:26 ). También fue el epicentro del Evangelio hasta nuestros días.

Pedro: el líder que “la tuvo”, la perdió y la recuperó

Este ciclo no tan solo afecta a las Iglesias y ministerios, sino también a individuos y lideres

El momento que sabemos que sin duda Pedro "la tuvo”, fue cuando el miró a los ojos a Jesús y declaró con mucha seguridad y convicción "¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!" (Mateo 16:16)

Cuando Pedro "la perdió": el hecho de “tenerla” no garantiza que no la vayamos a perder. En el momento de mayor prueba, este mismo Pedro negó conocer a Jesús no una vez sino, tres veces (Mateo 26:69-75), culminando ese momento en amargas lágrimas de arrepentimiento.

Cuando Pedro "la recuperó": La buena noticia es saber que, si la hemos perdido porque no hemos desenfocado, enfriado espiritualmente, distraído con las ocupaciones de la vida, el Señor puede darnos una nueva oportunidad. Este mismo Pedro que la había perdido, tuvo un encuentro con el Cristo resucitado y por Su gracia recuperó lo que había perdido. Es por eso que luego predico con valentía y autoridad en Pentecostés y más de 3.000 personas se entregaron al Señor (Hechos 2:41).

¿Qué significa realmente "tenerla"?

No estoy 100% seguro, pero me animo a decir que creo que "Tenerla" no es una metodología, ya que A.W. Tozer nos recuerda que "El Espíritu Santo nunca se aloja en métodos, sino en personas". Sino más bien, creo que "Tenerla" implica: alejarnos del pecado que apaga el Espíritu y la presencia tangible de Dios en nosotros, e impide que su favor fluya libremente.

¿Se atreve a hacer una autoevaluación honesta? ¿Cree usted que la tiene? ¿Está su ministerio marcado por ese favor y presencia indefinible, pero a la vez inconfundible? ¿Tal vez reconoce que la tuvo y ahora la perdió? ¿Puede identificar dónde o cuándo comenzó la desconexión? ¿Fue por su orgullo? ¿La rutina? ¿Conflictos no resueltos? ¿Pecado? Como Pedro, el camino de regreso comienza con arrepentimiento sincero.

Conclusión

El fenómeno de "tenerla" no es místico ni inalcanzable, sino que es el resultado de alinear la iglesia y sus líderes con el corazón de Dios. Si su ministerio "la tuvo" y la perdió, quiero que sepa que hay esperanza. La historia de Pedro nos recuerda que las caídas no son definitivas, ni sus heridas de muerte. La misma gracia que alcanzó a Pedro, después de arrepentirse, sigue estando disponible hoy para nosotros.

Pastor Walter Angelica