Cambio 2: Equipando para el Ministerio y Discipulados

Muchos pastores y líderes admiten que nuestro modelo actual de discipulado es deficiente. Nos hemos enfocado más en informar a la gente que en equiparlos para la obra del ministerio (Efesios 4:12). Pero estoy convencido de que hay esperanza para el futuro, si nos comprometemos a hacer cambios clave en nuestra filosofía y prácticas ministeriales.

Durante demasiado tiempo, el crecimiento numérico de la iglesia ha sido la meta y enfoque principal. Pero Jesús nos llama a "ir y hacer discípulos" (Mateo 28:19), no solo a reunir multitudes. Esto significa priorizar el crecimiento espiritual y el equipamiento de los santos sobre los programas de la Iglesia. ¿Están sus métricas y estrategias alineadas con la multiplicación de discípulos o solo con el crecimiento numérico de su congregación?

Los sermones, las clases y la transferencia de conocimiento, por sí solas, no pueden producir la madurez espiritual que nuestro pueblo necesita; es por eso que debemos seguir el modelo de Jesús y permitir que las personas experimenten, practiquen y sean discipuladas para luego discipular a otros.

La gran mayoría de las personas asisten a las actividades de las iglesias sin lograr conectarse de manera significativa con Dios o con otros hermanos. Por esa razón tenemos que fomentar un medio ambiente donde las personas se conecten con Dios y los unos con los otros para vivir en misión con Jesús. La vida cristiana no concibe a una multitud de espectadores que observan cómo los profesionales hacen el trabajo del ministerio.

Hacer esto en nuestras propias fuerzas sería suicida. Pero Jesús prometió ríos de agua viva que fluirían desde nuestro interior (Juan 7:38). Si somos capaces de permanecer en Cristo para operar en Su poder, prestando atención a nuestra propia salud espiritual y emocional, y estando dispuestos a imitar el liderazgo y modelo de Jesús, seremos capaces de dar mucho fruto.

Estar ocupados en el ministerio, no es un sinónimo de ser productivos, por eso debemos identificar, equipar y enviar a nuevos discípulos que sepan hacer lo mismo, en vez de solo sumar más espectadores a nuestros servicios dominicales.

Hacer estos cambios tomará tiempo, oración y perseverancia. Pero si nos comprometemos a equipar más que a informar, y si nuestras iglesias se convierten en centros de entrenamiento de discípulos que hacen otros discípulos; transformaremos al mundo entero. Estoy convencido de que las personas están esperando ansiosamente a líderes y mentores que les ayuden a responder al llamado de Dios para sus vidas. ¿Está usted listo para responder a ese llamado?

Pastor Walter Angelica